sábado, 26 de enero de 2013

Ultima estacion: Bangkok

Nos despedimos de Camboya hacia la ultima estacion de este hermoso viaje : Bangkok. Despues de haber cambiado de micro, cruzado la frontera a pie desde Camboya a Tailandia y sentirse en una pelicula de Rambo, tardar 14 horas para llegar cuando el viaje debia de ser de seis horas y encima viajando en una mini van de dos por dos llena de gente, llegamos a nuestro ultimo destino.

Confieso que en algun momento la odie, pero ahora siento amor por ella. Bangkok se hace querer. Confieso que maldije su calor sofocante, su trafico incesante, a los tuk tuk, a los taxistas que no entienden nada cuando les preguntas algo, las escaleras interminables de sus puentes para cruzar una avenida cuando tuvimos que subir con todas las mochilas pero finalmente me conquisto.
Esta metropolis tiene un toque unico. Desde lo mas moderno hasta lo mas tradicional puede encontrarse en la odiada-amada Bangkok.
La caotica y alocada Khao San Road, la calle del descontrol, la fiesta, los mochileros y freaks, con la musica a todo lo que da y los carritos de comida por doquier. Los puestos para hacerse documentos truchos, desde licencias de conducir hasta identificaciones del FBI o titulos univeritarios hechos a la perfeccion. Los famosos lady boys, los carritos vendiendo insectos de todos los tamaños o las señoras ofreciendote escorpiones fritos por la calle y un carrito al que fuimos a comer que incluia un show de magia del dueño que era un idolo.
Bangkok tiene interminables templos budistas hasta el aburrimiento, el Gran Palacio del Rey, el buda de 46 metros de largo y 15 metros de alto, el mercado flotante, shoppings inmensos y miles de opciones mas para nunca aburrirse.
El que viene a Bangkok no puede decir que no habia lugares u opciones para comer. Hay millones de puestitos callejeros, con comidas sumamente elaboradas, puestitos que preparan postres, otros que venden fruta fresca, cosas dulces y cosas extrañas. Creo que si algo les encanta a los tai es cocinar y a toda hora. Obviamente, hay gastronomia para todos los bolsillos y clases sociales pero habiendo probado de todo, mi conclusion es que los puestos callejeros se llevan todos los premios en cuanto a calidad y cantidad.
Pudimos pasear por los canales de la excentrica Bangkok y ver como vive la gente sobre el rio a la hora del atardecer. Nos dimos el gusto de ver unas cuantas peleas de Muaythai y tomar cerveza Chang, la cerveza lider en Tailandia.
Bangkok es sinonimo de regateo. Uno siempre tiene que negociar todo, desde un iman para la heladera hasta el taxi, esta ultima situacion es un tanto tediosa ya que se niegan a poner el metro y no hablan una letra de ingles, pero no deja de ser parte del folklore diario.
Es imposible aburrirse cuando uno viene a Bangkok, espero que volvamos alguna vez ya que seguro tenemos mucho mas por ver. Voy a extrañar ver tantos orientales, ver los puestos en la calle, escuchar otro idioma, sorprenderme todos los dias y aunque parezca loco, voy a extrañar el arroz, aca realmente cocinan muy rico.

Volvemos a nuestro hogar en Buenos Aires no solo con mochilas y una valija a punto de explotar sino con muchas ganas de seguir viajando, de hecho lo vamos a hacer, y de cumplir todos los sueños que tenemos proyectados. Gracias a todos los que nos leyeron.

3 comentarios:

  1. De nada!!! Gracias a ustedes por dejarnos mirar por la ventana, de a ratitos, parte de este viaje inolvidable = )

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  2. los estamos esperando para ese grana abrazo, fue lindo viajar con ustedes

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  3. Un placer haber viajado de alguna manera con uds.!!!! Los esperamos ansiosos

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=)